LIMITACIÓN LIBERADORA

El independiente crea a partir de las limitaciones. Forzado a producir en condiciones a veces infrahumanas, los involucrados en las producciones independientes poseen un tesoro preciado por muchos: dignidad. Enfrentados a la industria del cine (justamente, nunca mejor nombrada), la cual mecaniza y estructura la creación artística, crean y ganan su propio lugar a fuerza de mucho sacrifico, perseverancia y paciencia.
Muchas veces las limitaciones operan como disparadoras de talento. Difícil es crear a partir de ellas. Encontrar la mejor manera posible de expresar las ideas y de transmitirlas sin por ello caer en obviedades o resultados ordinarios, es el principal desafío al que se enfrenta el realizador a quien el dinero le ha cerrado las puertas del paraíso fílmico. Y a nuestro alcance están los mejores ejemplos: El Desvío (Detour, 1945, Edgar G. Ulmer), Otelo (Othello, 1949/52, Orson Welles), La Noche De Los Muertos Vivos (Night Of The Living Dead, 1968, George Romero), Asalto Al Precinto 13 (Assault On Precint 13, 1976, John Carpenter) son sólo algunos títulos en donde las limitaciones presupuestarias no fueron un impedimento sino que fomentaron el talento de sus realizadores.
Por todo esto y mucho más es importante conocer y resaltar la figura de Orson Welles como una de las más grandes que el cine nos ha brindado (la mejor para muchos). Toda persona que quiera aprender y conocer el cine en profundidad debe interiorizarse en la obra de Welles.
Evitar pues el lugar común (el cine está lleno de lugares comunes) de ver solamente El Ciudadano (Citizen Kane, 1941), considerado por muchos como el mejor film de todos los tiempos, e interiorizarse en toda su filmografía. El caso de Welles es quizá único: con El Ciudadano, su ópera prima, tuvo absoluta libertad en su realización y montaje final dentro de un estudio de Hollywood. Pero luego, nunca más volvió a tener tales privilegios. En consecuencia, cada vez le fue más difícil realizar un film, a tal punto de aceptar trabajos como actor en películas de muy mala calidad o no filmar por años. Lo admirable es que a pesar de todos los problemas a los que se enfrentó, Orson Welles mantuvo certero su personal punto de vista y altura expresiva a lo largo de toda su obra. Conozcamos pues otros filmes no tan conocidos como El Ciudadano pero igualmente imprescindibles para agudizar la mirada: El Extraño (The Stranger, 1946) La Dama De Shangai (Lady From Shangai, 1947), Otelo (Othello, 1949/52), Sed De Mal (Touch Of Evil, 1958), El Proceso (The Trial, 1962).

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Es interesante reflexionar sobre la independencia del Director/Realizador/Sr.Sra. cuyo nombre aparece abajo / al lado de " Dirigida por: ". Podría uno pensar que se manifiestan aquí las mismas dos fuerzas que actúan sobre toda la naturaleza como establece el Principio de Acción y Reacción. En este caso lo podríamos enunciar : a la libertad artística se opone la dependencia económica. Y entonces tendremos D/R/etc. artísticamente condicionados por lo económico o D/R/etc. económicamente condicionados por lo artístico, si ? Finalmente, el espectador nunca sabrá si lo que vió lo pergeñó el D/R/etc. y si asi fuera, si le mostró lo que quiso, lo que pudo o lo que lo dejaron que le muestre. Bueno, no se si fui claro, pero si no, es debido a mis limitaciones económicas ya que lo que quería decir ...