PULSIÓN ABSOLUTA

Voces distantes. Tormento interior. Deseo. Adrenalina. Sangre. Dolor. Placer…

La construcción del asesino serial como personaje, en cuanto a su diseño físico y psicológico, ha sido siempre una constante obsesión en el cine desde tiempos lejanos. Barriendo con los prejuicios aún más viejos que el cine mismo, la representación del asesino en pantalla nos acerca a un mundo prohibido, a un lugar oscuro y misterioso, viciado por la vergüenza y el fracaso de nosotros como seres civilizados. Escarbar en las zonas mas profundas puede llegar a ser peligroso. ¿Qué fuerzas incontrolables esperan pacientemente ser despertadas en cualquier humano? ¿Es humano quien se comporta de esa manera? ¿Responde a su naturaleza?...
Muchas preguntas persisten en nuestra mente sin encontrar respuesta alguna. Quizá esta indagación nos moviliza a tal punto de asistir a la simple contemplación como espectador de hechos aberrantes que tratan de encontrar alguna explicación, o alguna justificación para semejante comportamiento. Quizá solo queremos disfrutar de un buen espectáculo y tenemos la imperiosa necesidad de sentirnos seguros, dentro de un mundo repleto de comodidades y sin sobresaltos desagradables.
Pero posiblemente la única respuesta es la que no nos animamos a reconocer: el asesino serial siente un deseo incontrolable por matar, de la misma manera que otros desean una mujer, un auto, una mascota o una vestimenta. Y ese deseo nos golpea cruelmente en el rostro recordándonos de que todos, absolutamente todos somos humanos, demasiado humanos.

TIPOS DUROS

Su mirada no es muy amigable. Su rostro, pétreo. Es un hombre solitario. Su actitud impone respeto, aunque muchas veces pareciera ausente. Su presencia invade hasta el último rincón de la pantalla. Sobrevivir en la fauna humana contemporánea es ardua tarea para el recio cinematográfico tan querido por algunos y tan detestado por otros. Es que su comportamiento no tiene grises. Atado a un código personal (ni bueno ni malo: personal) el duro se mueve dentro de un mundo hostil, plagado de asperezas, traiciones, desencantos y obstáculos. Su actitud no es más que una defensa, una protección ante una realidad corrompida y avasalladora. Su objetivo parece tan absurdo ante la juiciosa mirada de los otros que en ocasiones llega a convertirse en casi un fantasma, en una presencia ajena a esta realidad, como sucede en A Quemarropa (Point Blank, 1967, John Boorman), o en enemigo de la ciudad (civilización): Harry El Sucio (Dirty Harry, 1972, Don Siegel). Los Duros nos recuerdan que nuestra vida es rutinaria, gris. Conformistas y consecuentes nos entregamos a una especie de maquinaria en donde cada uno cumple una mecánica función. Y el precio de apartarse de esa maquinaria, de conocer la verdad y enfrentarla es la dura soledad.

Algunos Films obligatorios para ir comprendiendo a nuestro arquetipo:

"Point Blank" (1967, John Boorman)
"Dirty Harry" (1972, Don Siegel)
"Magnum Force" (1973, Ted Post)
"Death Wish" (1974, Michael Winner)
"The Wild Bunch" (1969, Sam Peckinpah)
"Bring Me The Head Of Alfredo García" (1974, Sam Peckinpah)