En resumidas cuentas…

Siempre lo repito: a mucha gente le gusta el cine, pero a muy pocos les interesa realmente. Hablo, por supuesto, de los que quieren ir más allá de la mera contemplación de un espectáculo por el hecho mismo de un pasatiempo entre tantos otros.
Es difícil encontrar el justo equilibrio entre tantos sub grupos de cinéfilos que terminan siendo insalubres y hasta traumáticos para algunos neófitos en el asunto. Puedo enumerar varias tipologías.
¿Con cuales se identifican?
Están los fanáticos del cine popular, de género, que detestan toda película que les plantee un modelo diferente, una propuesta que hasta llamarían aburrida.
Están los que solo ven films de autor, “el cine por excelencia”, un cine que sirve para pensar, hecho a fuerza de diálogos profundos, sentenciosos, que generalmente tienen mucho más peso que la imagen misma, un cine prácticamente de lecciones de vida, pero no de cine. Y que detestan cualquier acercamiento al cine de género, por ser el género mismo algo popular.
Están las personas que van a ver sólo films experimentales o independientes, con propuestas minimalistas o estética “clipera”, para usar un término actual.
Están los que sólo ven films argentinos.
Están los que no ven films argentinos.
Están los que ven de vez en cuando un film de “esos para pensar”, cómo escucho una vez un amigo en un dvd club (léase películas ganadoras del Oscar, con mensajes edificantes y personajes fuertes: no confundir con las de autor, que ésas ganan en festivales)
Están los que solo ven cine bizarro, raro, extravagante, insólito.
Están los que ven sólo un tipo de género.
Están los que ven cine comprometido socialmente, por lo general documentales en su mayoría.
Están los que ven sólo cine clásico, porque el cine clásico es el único que vale la pena: “el cine de antes era mejor”...
Están los que ven films con determinados actores.
Están los que detestan cualquier aproximación critica – estudiosa a un film.
Están los que detestan que el film del cual son admiradores sea criticado.
Etc, etc, etc.
Los grupos pueden tener algo de cada uno, en mayor o en menor medida. Todos coinciden tristemente en un punto: rechazan por lo general cualquier film que no se enmarque dentro de los modelos que erigen como únicos…
En realidad estamos hablando siempre de la misma cosa: de una postura totalmente cerrada, y por ende, ignorante con respecto al conocimiento cinematográfico general, una actitud que impide el descubrimiento de un arte tan vasto y tan rico como es el cine. Y que romper con estos prejuicios, supuestas verdades, es acceder a un mundo desconocido y fascinante a la vez.
Por todo esto creo oportuno resaltar y recomendar en este 2008 que se nos está yendo dos películas tan diferentes como emparentadas al mismo tiempo. Diferentes por sus propuestas estéticas y narrativas tan disímiles, cercanas por el solo hecho de ser grandes obras del cine moderno, verdaderas obras de arte: The Dark Night (Christopher Nolan) y La Question Humaine (Nicolas Klotz). Estrenadas este mismo año, son verdaderos desafíos para todo aquel adepto al cine con fuertes prejuicios y gustos muy definidos.
Los invito a que vean (o revean) estos filmes para luego detenernos y analizarlos en profundidad.