Luego del infierno, nos espera por fin la paz absoluta en nuestro hogar: prendemos el televisor y pronto nos entregamos a un terrible bombardeo audiovisual que no nos da respiro. Victimas de los medios, estamos condenados a vagar por ese universo ficticio (construido) al mejor estilo de los zombis de George Romero. Estas imágenes hipnóticas nos mantienen despiertos (dormidos) y persisten por largo tiempo en nuestro cerebro, de tal manera que se convierten en el combustible mental de nuestras felicidades, desdichas y miedos. Y sin darnos cuenta, vivimos bajos esos oscuros designios mediáticos. Y la realidad se modifica, ya no se trata de nuestra realidad, sino de una construcción que cada vez nos aleja más de nosotros mismos.
Pero, por suerte siempre hay alternativas…
Y existe el cine para plantearnos una salida a toda esta agresión sensorial. Realizadores que nos proponen modelos de representación diferentes, en donde la realidad es representada de un modo totalmente diferente. Jim Jarmusch, con sus tiempos singulares e historias totalmente despojadas de todo artificio prostituido nos devela algo desconocido, que provoca molestia y malestar ante los más acostumbrados al engaño. Un claro ejemplo es Stranger Than Paradise (1984), film que lo puso en el mapa de los grandes talentos, en el cual Jim nos introduce en una historia simple, mínima en su concepción y realización, pero que verdaderamente nos muestra algo muy profundo que va más allá de lo visible. El poder de lo simple, lo sencillo. Para asegurarlo resta visitar Down By Law (1986) o Broken Flowers (2005). Su cine nos brinda un respiro, hace bien para nuestra salud mental. Parece difícil hoy en día comunicar algo con muy pocos recursos. Jarmusch con sus films nos demuestra que existe otra realidad, otro mundo, y quizás sea ése que nos pasa por delante sin darnos cuenta.
No nos entreguemos al sueño eterno.
2 comentarios:
Dice Alicia Cámpora en su novela El Ritual de la Última Semana (1996): " Había una vez... ninguna de aquellas historias empezaban así. A las que llenaban la noche de los sábados, a ésas me refiero, cuando el televisor no había invadido la zona de las palabras."
Y ahora digo yo, esas historias que hablan de otro mundo, el que nos pasa por delante sin que nos demos cuenta, ya sean contadas con palabras o como hace Jim Jarmusch con sus historias minimalistas, no nos dejarán indiferentes y plantearán una alternativa a la invasión hipnótica de la TV.
Lamentablemente solo existe lo real.
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